Nayib Bukele era solo un desconocido cuando se convirtió en presidente de El Salvador en 2019. En aquel tiempo, se encontró un país con unas tasas de criminalidad, asesinatos y delincuencia por las nubes, de las peores de toda América. Al frente tenía un desafío que parecía casi imposible de revertir, y sin embargo, presenta unas cifras que están entre las mejores de todo el mundo después de cinco años en el cargo. Su estela le ha llevado a tener seguidores tanto en su país como fuera de él, pues en España y otros países occidentales envidian el “método Bukele” en la lucha contra los delincuentes.
Según datos oficiales de las autoridades salvadoreñas, 2023 fue el año con menor número de homicidios en toda la historia del país, pues tan solo se registraron 154 homicidios. Unas cifras que la ONU ratifica, y que muestra la impresionante tendencia a la baja de la criminalidad. En 2019, año en el que fue elegido presidente, se habían registrado más de 2.390 muertes. Asimismo, entre 2015 y 2019, la tasa no bajaba de 103 muertos por cada 100.000 habitantes.
En qué consiste la política de Bukele para frenar los crímenes en El Salvador: así es su método
Datos que posicionan a El Salvador como el país más seguro de Hispanoamérica. Incluso, según datos de Latinometrics, obtuvo un índice de seguridad mayor que Estados Unidos el pasado año. Quizás el motivo de mayor peso por el que Bukele fue reelegido a principios de año como presidente salvadoreño, siendo el primer mandatario de la historia del país centroamericano en ser reelegido de forma consecutiva. Esto que fue posible gracias a un fallo de la Corte Constitucional que rompía la tradición de la alternativa en el poder instaurada tras el final de la guerra civil en 1992.
El “método Bukele” se implementó bajo un régimen de excepción que se sostiene desde marzo de 2022, con el argumento gubernamental de la lucha contra las pandillas. Una medida que se ha ido prorrogando el congreso salvadoreño en casi una treintena de ocasiones, lo que le ha hecho que se mantenga vigente más de dos años y medio. Como resumen, ha supuesto una mezcla de políticas de fuerza y comunicación efectiva, y un impacto significativo en la percepción de seguridad y la gran bajada en la tasa de criminalidad.
Con la implantación del estado de excepción, permitió detenciones masivas de presuntos pandilleros y suspendió temporalmente garantías constitucionales (como el derecho a un abogado en procesos judiciales o la libertad de reunión). A su vez, se tipificó como delito pertenecer a las pandillas.
Desde el inicio del estado de excepción, más de 70.000 personas han sido detenidas. Por otro lado, los jueces tienen menos margen para otorgar libertadas condicionales o beneficios judiciales, y reforzó las fuerzas de seguridad y otorgó amplios poderes a la Policía Nacional Civil y al ejército para combatir las pandillas. Bukele también ha usado las redes sociales como instrumento para mostrar resultados de su política de seguridad contra estas organizaciones.
Cecot: así es la increíble cárcel de El Salvador creada por Bukele como símbolo de la guerra contra las pandillas
Quizás el punto más destacado del “método Bukele” para transformar positivamente a El Salvador ha sido la construcción del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una de las cárceles más grandes del mundo y la cual está diseñada para albergar hasta 40.000 prisioneros. La megaprisión fue inaugurada en enero de 2023 y se convirtió en un símbolo de la guerra contra las pandillas.
Según explica BBC, el Cecot tiene 256 celdas, cada una formada por tres paredes de cemento y unos barrotes. Las camas están compuestas de una placa metálica y no cuentan con colchón, mientras el techo es una malla en rombos para evitar que los presos se puedan colgar, a la vez que sirve de plataforma para que los custodios puedan vigilar a los reclusos. No hay privacidad, pues para el baño hay un único retrete por celda que trata de un recipiente hecho de cemento y un cubo de plástico para lavarse, y justo a las rejas, dando cara al pasillo. Tampoco ventanas o extractores, y mientras que en las celdas comunes la luz natural proviene de pequeños huecos en los techos curvos de los pabellones, el calabozo de castigo permanece casi a oscuras.
Los prisioneros visten camiseta y pantalón corto, calcetines y sandalias, y a su llegada se les rapa la cabeza, según CNN. Luchan para comer, pues a mayor número de encarcelados menos cantidad corresponde a cada uno de ellos. Sus comidas son llevadas a sus celdas y nunca se les sirve carne ni pollo. La mayoría de sus menús constan de arroz y agua para la comida, mientras que tanto para el desayuno y la cena se les da un plátano, queso y una bebida (café o zumo).
Marcando las medidas de cada una de las celdas (unos 7,4×12,3 metros, cada prisionero tendría un espacio de 0,58 metros cuadrados, partiendo de la base de las personas que entrarían en cada una de las celdas (156 si está completa). Eso sí, no hay cifras oficiales y exactas de cuántos presos hay, y los criterios para los traslados al Cecot no son públicos, ni la identidad de quienes son detenidos. Pasan las veinticuatro horas del día en sus respectivas celdas, a excepción de media hora “libre” que son sacados al pasillo central para hacer ejercicio o leer la Biblia.
El método Bukele” o el “todo vale” para frenar la criminalidad: criticado por algunos, aplaudido por otros
El “método Bukele” es quizás riguroso, y su falta de total transparencia le ha sumido en críticas por parte de algunos países de la comunidad internacional, que temen que se estén vulnerando los derechos humanos, así como el enfoque pueda consolidar un modelo autoritario y que los avances de seguridad no sean sostenibles a largo plazo en el Salvador.
No obstante, también cuenta con defensores, y de hecho, hay países en los que ya se aplica el “Método Bukele”. Argentina y Perú han expresado su deseo de aplicarlo, de tal manera que autoridades de ambos países han realizado visitas al territorio centroamericano con motivo de ese interés. Por su parte, Honduras o Ecuador ya han intentado aplicarlo, aunque con un resultado diferente en el caso de Quito: mientras El Salvador mantiene sus niveles bajos, el país ecuatoriano tiene el mayor índice de criminalidad. Y en Chile, Nayib Bukele cuenta con hasta un 78% de popularidad, según encuestas.
Y esa bajada en la tasa de crímenes y homicidios es notoria en las calles de El Salvador. Si bien hace unos años la gente apenas salía de sus casas por el medio, hoy reina la paz en las calles. The New York Times explica que ahora los salvadoreños pueden pasar de un barrio a otro sin ser increpados en la capital, San Salvador, algo que era imposible antes porque las pandillas controlaban todo. Asimismo, el centro de la ciudad, que anteriormente estaba vacío casi todo el día, ahora está activo hasta altas horas de la noche.
Si bien en 2021 El Salvador contaba con 38 de las 50 ciudades más peligrosas del mundo, tal y como menciona el periódico neoyorquino basándose en una encuesta mexicana, hoy esos números han bajado drásticamente. En resumen, el “método Bukele” podrá gustar más o menos, pero los resultados son innegables.
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Publish date : 2024-12-07 19:56:00
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