En Ecuador durante los últimos 50 años, el petróleo crudo ha sido la principal fuente de ingresos del país. Esto implicó una sobre apreciación de la moneda debido a estos ingresos, que tuvo un efecto muy negativo , puesto que generó una la dependencia del petróleo que se exporta.
Pero ello conlleva gravísimos daños ambientales causados por la industria petrolera a los ríos y las tierras de cultivo que las autoridades y la mayoría de las compañías petroleras niegan o minimizan. Estos daños han alterado la vida de miles de habitantes amazónicos a los que no se les ha consultado nunca antes de arrasar sus territorios y contaminarlos para siempre.
Ecuador: dependencia del petroleo
Durante la mayor parte del siglo XX, las autoridades ecuatorianas adoptaron una estrategia geopolítica basada en la convicción de que han sido víctimas debido a la pérdida de vastos territorios de la Amazonia occidental. La mayoría de sus reclamos territoriales se resolvieron a favor del Perú, resultando en derrotas las disputas fronterizas de 1860, 1903 y 1941.
En consecuencia, los sucesivos gobiernos ecuatorianos se comprometieron a no perder ni un metro cuadrado más de lo que consideraron fervientemente su territorio nacional, lo cual impulsó la construcción de diversas carreteras y a políticas activas de fomento migratorio hacia sus provincias de tierras bajas.
Perú y Ecuador resolvieron sus diferencias en 1998, tras uno disputa fronteriza, mediante un proceso de arbitraje coordinado por los gobiernos de Brasil, Argentina, Chile y Estados Unidos. Como parte del acuerdo, ambos países establecieron parques nacionales a cada lado de la frontera y lanzaron una ambiciosa iniciativa, auspiciada por la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), para otorgar a Ecuador acceso directo a la vía fluvial amazónica a través de Puerto Morona.
La resolución del conflicto fronterizo y la notable mejora de la infraestructura de transporte abrieron la Cordillera del Cóndor a operaciones mineras de gran escala operadas por corporaciones canadienses y chinas.
Rutas migratorias
La migración hacia la Amazonía ecuatoriana ha seguido cuatro rutas de carreteras que conectan los centros urbanos de los Andes con pequeñas ciudades o pueblos en las tierras bajas. De norte a sur, estas rutas incluyen Quito a Nueva Loja (E10), Ambato a Puyo (E30), Cuenca a Macas (E40) y Loja a Zamora (E45). Estas carreteras canalizaron el flujo de migrantes haciados principales zonas de colonización: un corredor norte-sur a lo largo de la base de los Andes y el cuadrante Sucumbíos-Orellana, que también es la principal región productora de petróleo del país.
La población en el Piedemonte andino creció de unos 160 000 habitantes en 1970 a más de 520 000 en 2017; en paralelo, la población de las provincias de Sucumbíos y Orellana aumentó de menos de 12 000 a más de 350 000. Inicialmente, la comunicación entre los centros de población de las tierras altas y las tierras bajas se realizaba a través de valles de montaña, pero con el tiempo estas comunidades fueron conectadas por una carretera primaria norte-sur (Ruta 45).
Además, se abrieron varios caminos que se extendían hacia el este, hacia las tierras bajas del Amazonas, incluido uno a lo largo de la frontera con Tiwinza, un puesto militar en el río Santiago y una ruta alternativa desde el norte que conecta con Puerto Morona, en el río Morona.
Esta última ruta provocó en la década del 70 una significativa invasión a las tierras del pueblo indígena Shuar por parte de colonos,lo que impulsó un inusual esfuerzo de su parte para proteger su territorio. Esto ocurrió dos décadas antes de que las organizaciones indígenas lanzaran su campaña para promover regímenes de tenencia comunal. En ese momento, los Shuar no tenían otra opción que solicitar títulos legales mediante los procedimientos administrativos de la agencia nacional de colonización. Fueron obligados a deforestar pequeñas parcelas dentro de sus territorios.
En 1997, el gobierno destinó fondos para mejorar la infraestructura, incluida la modernización de la Ruta 45, hoy conocida como Troncal Amazónica. La colonización a lo largo de esta carretera y en las tierras bajas amazónicas se promovió principalmente en la década de 1970, a través de iniciativas de desarrollo organizadas por la Corporación Regional de Estudios Amazónicos (CREA), con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Actualmente, la zona se especializa en la producción de ganado y busca establecer un nicho de mercado de carne de res de alta calidad para el mercado nacional.
La migración hacia el sector sur contó en parte con el apoyo de una organización de desarrollo regional, aunque la mayoría de los inmigrantes llegaron por cuenta propia. Entre ellos había indígenas quechua hablantes y ecuatorianos mestizos, quienes ocuparon las tierras de los Shuar. El clima extremadamente húmedo y la topografía ondulada hacen inviable la agricultura intensiva, por lo que la principal actividad económica es la cría de ganado vacuno para carne y leche.
En contraste, la colonización del cuadrante Sucumbíos-Orellano refleja una política proactiva de asentamiento implementada por el gobierno central tras la finalización de la carretera entre Quito y Lago Agrio en 1967. En 1972, el gobierno militar de entonces declaró a Sucumbíos una “zona de migración y expansión” y envió equipos de agrimensores para trazar parcelas de 50 hectáreas (250 metros por 2000 metros), las cuales fueron distribuidas entre los recién llegados.
Estas propiedades, casi idénticas entre sí, se desarrollaron a lo largo de una red de carreteras secundarias en rápida expansión, construidas para atender los oleoductos que transportan petróleo crudo a las estaciones de bombeo en Lago Agrio.
Los suelos del cuadrante son relativamente fértiles, lo que ha permitido el desarrollo de un conjunto diverso de sistemas productivos, incluidos cultivos de subsistencia y productos comerciales como café, cacao y aceite de palma. Al igual que en otros programas de colonización de la década de 1970, la infraestructura deficiente y la falta de servicios públicos provocaron un descontento generalizado, y muchos agricultores abandonaron sus tierras.
Al mismo tiempo, los trabajadores de los yacimientos petrolíferos solicitaron parcelas o compraron granjas a aquellos que decidieron abandonar la región. Muchos propietarios adoptaron la producción de carne de res que les permitía cumplir con los requisitos legales de tenencia de tierras, pero que podían gestionarse a distancia. Como resultado, la composición étnica del cuadrante es notablemente diversa.
Actualmente, el Gobierno parece comprometido con el desarrollo de la Amazonía ecuatoriana, promoviendo la intensificación de la producción agrícola en áreas previamente deforestadas y fomentando la diversificación de las estrategias productivas. El Ejecutivo sigue construyendo nuevos oleoductos y caminos de acceso mientras se expande hacia nuevos campos de producción en áreas anteriormente remota, dentro y alrededor del Parque Nacional Yasuní.
Esta política de expansión es altamente controvertida y constituye una fuente de conflicto con grupos indígenas, en particular los Waorani, cuyo territorio ancestral se encuentra sobre las reservas de petróleo más valiosas de Ecuador.
Timothy J. Killeen – Mongabay
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Publish date : 2025-01-08 22:58:00
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