El historiador Sajid Herrera revela que en el siglo XVIII, la Corona española echó mano de un conjunto de fondos colectivos de los pueblos de indios, las cofradías, y la Iglesia, para su beneficio.
La manía de algunos gobiernos de echar mano al dinero de los trabajadores, como las pensiones, no es algo muy nuevo. En el tiempo de la Colonia, también lo hizo la corona española, afectando a muchos de los habitantes del territorio que hoy ocupa El Salvador, en el siglo XVIII.
Los detalles los reúne el catedrático de la UCA e investigador Sajid Alfredo Herrera Mena, en uno de sus más recientes libros, “Los ahorros del imperio. Los fondos de comunidad de los pueblos de indios: El Salvador, 1776-1808”.
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La publicación, que presentó en México el pasado febrero bajo los sellos editoriales el CIMSUR-UNAM, El Colegio de Michoacán (ambos de México) y la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, pretende “mostrar una de las formas en las que se han llevado a cabo y ejercido las relaciones entre los imperios y sus colonias”, según reseña disponible en el sitio cimsur.unam.mx.
Este sábado 19 de octubre, el historiador salvadoreño ahondará en esta investigación, en la librería de la UCA del Soho, a partir de las 4:00 de la tarde, en el centro comercial Las Cascadas, de Antiguo Cuscatlán.
Los asistentes podrán escuchar los detalles de cómo ante “las crisis financieras de las monarquías y de los estados, sus gobiernos han recurrido, a través de la historia, a la diversidad de fondos disponibles para paliar sus urgentes necesidades…”.
Para entender lo valiosa que es esta investigación, es Herrera Mena quien nos comparte con sus palabras, algunos de los datos que figuran en su libro.
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-El libro ofrece una lectura sobre cómo fueron despojados los pueblos de indios de la administración de sus fondos de comunidad para servir a un proyecto imperial que debía construirse en el espacio atlántico español.
-El término “pueblos de indios” es más bien una categoría jurídica colonial que aludía a poblaciones compactas, con una identidad propia y que contaban con su gobierno local (el cabildo), con una traza urbana y sus tierras o ejidos, que fueron creados en el siglo XVI. Adicionalmente, les fueron asignados recursos colectivos para el sustento de sus necesidades en casos de urgencia o calamidad. Esos fueron los fondos de comunidad que debían ser alimentados con el trabajo anual de todos los hombres mayores de 18 años.
Mujeres indígenas de Nahuizalco. Fotografía de Carl Vilhelm Hartman de entre 1897 a 1899. FOTO MUSEO DE LA IMAGEN Y LA PALABRA
-Más temprano que tarde, los fondos de comunidad también fueron utilizados por los pueblos para financiar sus fiestas religiosas, aspecto crucial para entender no solo la construcción de sus identidades colectivas sino también su cohesión social. Pero, asimismo, los fondos fueron utilizados para mantener a sus curas o párrocos.
-Las autoridades españolas no consintieron esas erogaciones, calificándolas de gastos superfluos e innecesarios. Aun así, los pueblos lo siguieron haciendo, también como parte de una forma de resistencia a la legislación hispana.
-En el siglo XVIII, las facetas de colonialismo fueron afinándose. Y el libro nos ofrece una perspectiva de análisis de cómo ocurrió este proceso en las provincias de San Salvador y Sonsonate, es decir, en el actual territorio salvadoreño.
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-La metrópoli española deseaba construir un proyecto imperial que rivalizase con potencias europeas, como Gran Bretaña o Francia. Este proyecto consistió en crear un gran mercado de consumidores americanos con los productos manufacturados en España. Se pensaba, por ejemplo, que una manera de civilizar a los indios era que compraran vestimenta y calzado español porque con su uso podían abandonar sus costumbres rústicas y agrestes.
-La Corona creyó conveniente educar a los indios a través de la educación primaria o de primeras letras. Es así como los fondos de comunidad debían servir para pagar a los maestros de las escuelas en los pueblos de indios.
-La educación o castellanización de los niños y niñas indígenas serviría, entonces, para convertirlos en consumidores de productos fabricados en la metrópoli. La educación se ponía al servicio del mercado y se creyó que de esa manera su civilización o su inserción en una sociedad civilizada sería mucho más fácil.
-Lo anterior solo se lograría con el despojo de la administración de los fondos de comunidad que tenían los pueblos a través de sus cabildos, para pasarlos al servicio de los intereses y necesidades del monarca. Algo que comenzó a ocurrir a partir de 1770.
-Sin embargo, como se apunta en el libro, ese deseo educativo de la Corona española no fue prioritario, porque cedió ante otro componente del proyecto de un imperio comercial: el crédito y la guerra.
-Los fondos colectivos indígenas pasaron a servir de crédito, fundamentalmente a las poderosas e importantes familias del Reino de Guatemala, con el fin de paliar los efectos económicos provocados por las plagas de langosta sobre sus cultivos.
-Asimismo, las continuas campañas bélicas en las que se vio enfrascada la Corona española contra Francia y Gran Bretaña, a fines del siglo XVIII y principios del XIX, y la abultada deuda que ello generó, demandaron de la utilización de aquellos fondos para solventar los compromisos financieros de la monarquía.
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Publish date : 2024-10-19 01:18:00
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