Uruguay nada contracorriente. América Latina se está derechizando, pero Uruguay muestra un “leve giro” a la izquierda. Le pasa lo mismo que a México donde este 2024 también hubo elecciones presidenciales y —no por casualidad— ganó el progresismo.
La dicotomía izquierda versus derecha causa discusión. ¿Existe? ¿Quién define qué es izquierda y qué es derecha? ¿Tienen sentido esos términos tras la caída del muro de Berlín? Pero la ciencia política clásica responde tajante: mientras la población sepa ubicarse en un punto de la escala del cero al diez (en que cero es la extrema izquierda y diez la extrema derecha), la terminología vale.
Según los datos del nuevo Latinobarómetro, el 93% de los uruguayos es capaz de situarse en un lugar en la escala de izquierda a derecha. Y, en promedio, se ubican justo en el centro (cuando en el resto de la región la media está un poco corrida a la derecha y lo viene haciendo de manera consecutiva).
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Como sucede con los péndulos, los uruguayos tienden a situarse en el centro: ni “muy-muy”, ni “tan-tan”. Pero los leves movimientos de “derechización” o “izquierdización” parecen ser un reflejo de los derivaciones electorales inmediatas. Previo a 2004, cuando el Frente Amplio llegó al gobierno por primera vez, el promedio de la población estaba más volcada del centro hacia la derecha. Fue corriéndose “un poco” a la izquierda hasta que en la última administración de Tabaré Vázquez la sociedad fue girando hacia posiciones más conservadoras. ¿El resultado? Hubo alternancia en el poder. Durante la gestión de Luis Lacalle Pou hubo un efecto contrario (aunque matizado). ¿Qué consecuencia trajo? La izquierda ganó los comicios.
El doctor en Economía Matías Brum había notado esas tendencias cuando todavía no había acabado el segundo gobierno de Vázquez. Y entonces dijo: “No sé si es lo de (Raúl) Sendic, el manejo de UPM, las cianobacterias, el déficit fiscal, la falta de cambios en educación, o todo esto junto más las críticas de la oposición y de los analistas”. Pero, en las cifras, “se ve que desde 2015 a 2019 estaría habiendo un cambio como el de 2004 a 2014 aunque al revés: de izquierda a derecha”.
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México, Uruguay y Paraguay son los países de la región que concentran más porcentaje de la población que se autocalifica de izquierda (dice estar entre los números “0” al “3”de la escala). Por el otro lado, Venezuela, República Dominicana y El Salvador son los que reúnen más porcentaje de habitantes autoidentificados con la derecha (del “7” al “10” de la escala).
El Salvador es, a su vez, el país cuyo promedio de la población está más derechizado. ¿Casualidad?
El furor por Bukele
En Uruguay esta Navidad fue sangrienta: al menos ocho asesinatos en poco más de 24 horas. En El Salvador —que otrora era el país con más homicidios del continente— no hubo ninguno. Y su “presidente” Nayib Bukele se jacta de haber cambiado la tendencia gracias a su mano dura y regímenes de excepción.
Valga las comillas en el rol de “presidente”. Porque el Latinobarómetro ya venía hablando hace dos años del fenómeno regional de “dictaduras elegidas”, donde nuevas formas de autoritarismos se imponen a través de las urnas (incluso yendo por una reelección que no permitía la Constitución, como pasó en El Salvador). Pero, ¿acaso es la masa la que define si un país es democrático o no? El informe abre la pregunta porque, justamente, Bukele es el líder más aplaudido por los pueblos de la región.
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En Uruguay, ese país que “giró a la izquierda”, también Bukele tiene una imagen favorable (6,1 puntos sobre 10). Está por encima de la valoración de Pedro Sánchez (4,7), del Papa Francisco (4,7), de Biden (4,3), de Ji Xinping (4,0), de Milei (3,6), de Trump (2,9), de Putin (2,5), y de Maduro (0,9).
¿Por qué en Uruguay tiene una buena valoración el derechista Bukele y no (el también derechista) Milei?
Progresismo con mano dura
Más allá de la escala de izquierda versus derecha, el Latinobarómetro muestra que Uruguay es uno de los países con concepciones más progresistas de la región. Es de los que tiene más aceptación por la diversidad sexual (incluso es el que cuenta con más porcentaje de población a favor de enseñarle eso a los niños), está a la cabeza en “luchar contra el cambio climático, sin importar sus consecuencias negativas en el crecimiento económico”, cuenta con la mayor proporción de habitantes sin religión, es el que tiene la imagen más negativa sobre Estados Unidos, y es de los que más defiende la llegada de nuevos inmigrantes.
Pero a la vez que sucede todo eso, para ocho de cada diez uruguayos la delincuencia ha aumentado. Más de un tercio de la población encuestada considera que la inseguridad es el principal problema del país. Y solo el 11% entiende que el país le está ganando la batalla al narcotráfico.
Entonces llega la defensa de medidas más populistas. El periodista salvadoreño Óscar Martínez lo había explicado en lo que aconteció en su país: “Bukele cosecha tanta popularidad porque gobierna en una sociedad desarticulada por la violencia de 12 años de guerra civil y la posterior llegada de la criminalidad de las pandillas, por lo cual el arresto de jóvenes no es visto como un problema salvo que sea tu hermano o tu hijo”.
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Publish date : 2024-12-26 19:11:00
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